curso de escritura 5

Todo escritor sabe que la crítica es esencial.

Pero no todas las críticas son iguales.

Quién te dé la crítica importa, por supuesto.

Pero cuándo te la dé importa aún más.

Ese "cuándo" es el pilar que nos falta para tener completo nuestro el método de escritura.

ahora un poco de poesía, aunque no escriban poesía les servira, vale la pena.



Los mejores haikus de Matsuo Bashō (y lo que puedes aprender de ellos)


¿Qué es un haiku?

Un haiku es una composición poética japonesa tradicional.
Los haikus son poemas extremadamente breves y están formados (en su versión japonesa) por un total de 17 sílabas distribuidas en tres versos de 5, 7 y 5 sílabas respectivamente.
Originariamente el haiku se conocía como hokku y era el patrón de composición utilizado en un tipo de poema más extenso denominada renga. Cuando este patrón empezó a utilizarse como unidad independiente, adquirió el nombre de haiku.
La temática tradicional del haiku es el entorno natural y suele estar ligada al paso de las estaciones. Sin embargo, su característica más singular (al margen de la extensión) es la costumbre de construirlos en base a dos imágenes o ideas que el autor quiere relacionar.
¿Puedes identificar estas dos ideas en el siguiente ejemplo?
Flores de cerezo en el cielo oscuro
entre ellas
la melancolía floreceMatsuo Bashō

¿Quién fue Matsuo Bashō?

Matsuo Bashō vivió en el siglo XVII y es, probablemente, el poeta japonés mejor conocido en occidente.
Hijo de un samurái de bajo rango, nació cerca de Ueno y algunos biógrafos cuentan que fue cocinero de profesión. Ya desde joven cultivó la poesía y a lo largo de su vida adquirió una fama notable.
Su obra incluye diversos géneros poéticos pero sus haikus son las composiciones más conocidas.
Bashō fue uno de los primeros en dignificar el haiku como forma poética ya que en su época escribirlos se consideraba más bien una actividad social. Lo cual, dicho de paso, da que pensar sobre la “progresión” de las actividades sociales a lo largo de los siglos…

Cómo leer haikus

Como cualquier composición poética, pero tal vez aún más debido a su extrema brevedad, los haikus necesitan ser leídos con detenimiento, degustando las palabras, casi cerrando los ojos para captar mejor su sabor.
Los haikus suelen ser composiciones muy visuales y los apreciarás mucho mejor si dedicas algo de tiempo a imaginar las escenas que sugieren.

Por qué debería importarte la poesía aunque sólo escribas prosa

Si escribir prosa es pintar a brochazos, escribir poesía es pintar con pincel.
La poesía, esa criatura a medio camino entre la literatura y la música, requiere un control preciso y sutil del lenguaje. En ella, debido a los requerimientos de métrica y rima, encontrarás, condensados, los recursos de estilo que permiten utilizar toda la capacidad expresiva del lenguaje.
Aunque tu intención sea escribir prosa, comprender los recursos de la poesía te permitirá controlar mejor tu escritura y hacerla más bella y eficaz.

Los mejores haikus de Matsuo Bashō

En la siguiente selección (totalmente personal) encontrarás mis haikus preferidos junto con un breve comentario.
El objetivo del comentario es destacar una (y solo una) de las virtudes de cada haiku para que, al tiempo que pasas un rato agradable, (re)descubras recursos estilísticos que te ayudarán a enriquecer tu prosa.

1

Al sentirme enfermo durante el viaje
mis sueños vagaron
sobre un campo de yerba seca
¿Cuál es el sujeto de esta frase?
Exacto. “Mis sueños”.
Mis sueños vagaron… Mis sueños volaron… sobre un campo de hierba seca.
Casi podemos revivir ese vuelo onírico en el que, desde la perspectiva de una golondrina, Bashō vagó sobre un campo de hierba seca.
¿Pero qué hubiera ocurrido si el poeta hubiese utilizado una construcción más natural y se hubiera colocado a sí mismo como sujeto?
Al sentirme enfermo durante el viaje
soñé que vagaba
sobre un campo de hierba seca.
¿No es lo mismo, verdad?
En ocasiones, reorganizar una frase y colocar en el sujeto un elemento inesperado puede dar una fuerza nueva lo que estábamos diciendo. Merecerá la pena probarlo cuando alguna de tus frases no funcione.

2

La primera nieve
Las hojas de los narcisos
apenas se inclinan
Bashō tenía un talento especial para los detalles minúsculos.
Como el efecto de la nieve sobre las hojas de los narcisos.
Me lo oirás decir muchas veces: la importancia de los detalles es capital y, si están bien elegidos, permiten mostrar una escena de forma más clara y verosímil.
Bashō no solo se fija en como la nieve se acumula sobre las hojas, sino también en la “leve inclinación” que su peso les provoca.
Dar este nivel de detalle obliga al lector a imaginar la escena de un modo más intenso. ¿Acaso no has sentido, al leer el poema, la necesidad de “acercarte” más a las hojas para poder percibir esa “leve inclinación”?
Si un pasaje de tu texto resulta demasiado abstracto o es difícil de imaginar, añádele un buen detalle y este se encargará de darle vida.

3

A pesar de la niebla
es bello
el Monte Fuji
Los nombres propios tienen una fuerza especial. Al leer el nombre del nombre del Monte Fuji, cualquier lector que lo conozca recordará inevitablemente su forma cónica y la nieve en la cima.
Esa forma y esa nieve están en el haiku, aunque Bashō no lo diga.
Cuanto más concreta es una palabra (y un nombre propio es el sumo de la concreción) más información contiene. No es lo mismo hablar de un edificio, que de una catedral, que de Notre-Dame.
Usa palabras concretas. Dirás mucho más con mucho menos.

4

Niebla matinal sobre
una montaña sin nombre
¿En qué situación podemos encontrarnos ante una montaña “sin nombre”? Cuando estamos en un lugar desconocido.
¿Puedes sentir, al leer este haiku, la ligera inquietud que se experimenta al despertar en un lugar desconocido, ante una montaña “sin nombre”?
A veces, decir las cosas de un modo indirecto es la forma más potente de expresarlas.
Fíjate en como la idea de este poema pudo haberse descrito de un modo más directo (pero menos eficaz):
Amanecer lejos de casa
Niebla sobre las montañas
Sugerir e insinuar son recursos potentes porque, al no darle todo el trabajo hecho al lector, le obligamos a poner de su parte y esto transforma la lectura una experiencia más activa y estimulante.

5

Lluvia de flores
Un cuervo busca en vano
su nido
¡Cuánto movimiento!
¿Puedes verlo?
Centenares de flores caen del cerezo y un cuervo (que no encuentra su nido) revolotea a su alrededor.
Al nombrar dos hechos inconclusos (la lluvia que sigue cayendo y el cuervo que aún no ha encontrado el nido), Bashō nos obliga a imaginar una escena en movimiento.
Las palabras, estáticas en apariencia, crean movimiento en la imaginación siempre que nombran una situación que implica movimiento. Tan simple como eso.
No desaproveches este recurso, hará que la experiencia de lectura de tu historia sea mucho más intensa.

6

De frente a las azaleas
una mujer prepara
bacalao seco
Este Haiku destaca por el contraste entre las dos imágenes que lo forman: la delicadeza de la mujer frente a las azaleas y la dureza de la preparación del bacalao.
El contraste es un recurso interesante ya que, al colocar codo con codo un elemento y su contrario, ayuda al lector a percibir de un modo más vivo las diferencias entre ambos.
El contraste puede ser útil, por ejemplo, para evidenciar las ironías y contradicciones de la realidad. Como en este pequeño verso:
En la blanca arena griega, descansan los turistas y desembarcan los inmigrantes.

7

Se extingue el día
pero no el canto
de la alondra
Una descripción puede (y debe) contener otros elementos a parte de los visuales.
Introducir detalles auditivos, táctiles o incluso gustativos, ayuda a crear una experiencia más completa de aquello que queremos contar. El “canto” de la alondra de este poema es un ejemplo perfecto de ello.
Cuando describas algo, menciona los sonidos, olores y sensaciones que lo acompañan. Ayudarás al lector a experimentar tu historia de un modo más rico.

8

Una rana se sumerge
en el viejo estanque…
el ruido del agua
Este es el haiku más conocido de todos (no solo de Matsuo Bashō sino también de cualquier otro autor) y lo usaré para hablar de los denostados adjetivos.
Sin duda habrás oído que abusar de los adjetivos diluye tu prosa y que deberías esforzarte en evitarlos. Y es cierto, pero esto no implica que no debas usarlos nunca.
Este haiku demuestra que un adjetivo bien usado puede ser muy eficaz. Prueba, si no, a releer el poema sin la palabra “viejo”.
El estanque necesita ser “viejo” para crear el ambiente estancado y lleno de hojarasca en el que medran las ranas. En este caso, el adjetivo resulta clave para crear la atmosfera.
Cuando escribas, ten un ojo puesto en tus adjetivos. Si tu texto podría funcionar si ellos, elimínalos sin piedad. Pero si un adjetivo, o incluso una serie de ellos, lo enriquecen, no tengas reparo en conservarlos.

9

Vestido de escarcha
cubierto de viento
un niño abandonado
“Vestido de escarcha” y “cubierto de viento” son dos metáforas brillantes, pero parte de su fuerza la deben a que el poeta oculta, hasta el último instante, la clave que revela su sentido. Es solo al leer la palabra “abandonado” que somos capaces de comprender su significado.
Este recurso no está exento de riesgo ya que, durante unos instantes, deja al lector flotando, sin poder atribuir sentido a lo que lee. Sin embargo, si lo utilizas bien, te permitirá concentrar en un solo instante de revelación todo el significado de tu frase y hará que tu mensaje llegue al lector como un puñetazo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

cumple años

Estoy seguro que hace mucho tiempo, hace muchas reencarnaciones; yo me llamaba Adán y seguramente tú te llamabas Eva. Lo sé porque cuando t...