Estoy seguro que hace mucho tiempo, hace muchas
reencarnaciones; yo me llamaba Adán y seguramente tú te llamabas Eva. Lo sé
porque cuando te pienso, cuando te escucho, cuando te hablo, te cuento, te
busco, te extraño,… me siento en paraíso.
Tú dices que se trata de elección, pues yo te elijo; te elijo
para curarme del egoísmo de hacer para ser yo. Y aprender a ser yo para ser de
ti, para ti, por ti; ser esclavo por mi voluntad, de tu felicidad.
Y te elijo no porque seas el mejor partido, que si lo eres,
te elijo porque me lo dice el alma, desde el primer hola, desde el primer
suspiro.
Hoy por fin tengo una respuesta a lo que antes parecía un
absurdo: ¿Cómo se puede comer de la fruta del pecado, habiendo tantos otros
frutos?
Hoy quiero comer esa fruta si tú me la ofreces, porque me da
igual, porque estando a tu lado, ¿quién quiere paraíso?
Mi niña feliz cumple, te deseo todo, las cosas buenas y los
grandes logros, que yo estaré ahí para aplaudir.
Y no te deseo las cosas malas, pero van a pasar, porque es
el precio del vivir, pero quiero que sepas que también estaré ahí para llevarte
en mis brazos.
Se libre siempre,
Se tuya siempre
Y no pares de bailar
De gritar de ser libre,
Que yo con eso
Y por eso
Te quiero.
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